viernes, 15 de octubre de 2010

BRETAÑA -GUIA VISUAL TOTAL- ... o casi

En dos ocasiones hemos tenido la oportunidad mi mujer y yo de viajar a estas maravillosas tierras como son las de la BRETAÑA francesa. Unas tierras con, se puede decir, una historia interminable, este es el 'diario' de nuestro viaje ...








La Bretaña, una historia que se remonta al Paleolítico, aunque hasta el Neolítico no llegaría la edad de oro de los megalitos. Los Dolmenes, más antigüos que las pirámides egipcias, son probablemente sepulturas colectivas, aunque el misterio continúa y todavía a día de hoy no se ha conseguido disipar este misterio.







Sirva esta pequeña introducción para entrar en detalles de lo que veremos en esta Guía Total de la Bretaña en forma de diario que os quiero mostrar y hacer partícipes a continuación.







Me gusta/nos gusta conocer un poco de la historia de los lugares a los que solemos viajar mi mujer y yo, siempre es bueno, o al menos eso creemos, aprender algunas cosas del lugar, como se forjaron esas dijéramos 'leyendas' en forma de paisajes, construcciones, monumentos e incluso gentes.
















Empecemos pues remontándonos otra vez al pasado, no tan lejano como el nombrado en el primer párrafo pero aún intacto en mi memoria reciente.







Septiembre de 2007, nuestro primer viaje a la Bretaña francesa. Nantes-Rennes-Saint Maló como principales bases de operaciones y visitando Josselin,Vitré,Fougeres,Dinan,Dinard,Cap Frehel entre otras maravillas.



Son las cinco de la mañana de un sábado, iniciamos nuestro viaje en coche, directos hasta Nantes, 1000 kilómetros separan nuestras tierras mediterráneas del suelo armoricano. Nos esperan ocho días recorriendo la zona oriental de esa pequeña 'gran' porción del estado francés que es la Bretaña.








Con una identidad propia con lengua incluida fue en 1532 cuando a raíz del matrimonio de la Duquesa Ana con Carlos VIII y más tarde con su sucesor Luis XII, se dieron los primeros pasos de la unión de Bretaña a Francia, culminada con el Edicto de Unión sellado en Nantes.











Y es aquí en Nantes donde ahora nos encontramos, alrededor de las 16 horas creo recordar con exactitud, habíamos comido justo unos kilómetros antes de llegar a esta ciudad en un area de servicio , -caray con las areas de servicio de Francia !!!-, nada que ver con las de aquí, limpias, ordenadas, mucha gente va los días de fiesta a estas areas para pasar allí la jornada, columpios, zonas verdes algunas incluso con lagos … igualito que las de aquí !!! En fin !!!.







Prosigamos, nos hospedamos en el Hotel Holiday Inn Garden Court, con una pequeña zona de parking propio pero que si está llena -generalmente- se puede aparcar bien por los alrededores. La recepción muy correcta. La habitación comoda y funcional. Bien situado estratégicamente, a escasos metros de la parada de autobús y tranvía que te lleva al centro. Un centro que está a escasos minutos andando viendo mientras tanto numerosos locales variados y ya la arquitectura propia de la ciudad así como los variados medios de transporte que por allí circulan … carril bici, tranvia, etc.



Esa misma tarde, justo dejar las maletas nos acercamos al centro para ver un pequeño anticipo de lo que a la mañana siguiente podríamos disfrutar con más calma y ya en una pequeña terracita que encontramos por allí disfrutar de unas frescas cervezas y algún aperitivo.




Iniciamos nuestra visita a Nantes dirigiéndonos hacia la zona del Passage Pommeraye, unas galerias cubiertas muy singulares.

Desde allí y pasando por diversas calles a cada cual más bellamente enriquecida arquitectónicamente nos dirigimos hacia el Castillo de Anne de Bretagne, erigido en el siglo XIII. Es una visita indispensable para quién visita la ciudad.















Otras visitas que si os podeis permitir el visitar son la Catedral de San Pedro y San Pablo, Isla de las máquinas dedicada a Julio Verne -recordar que este genio nació en esta ciudad-, exteriores de la fábrica Lu -sí, la de las galletas-, Jardín del Plantes -para llegar aquí desde la zona del Castillo de Anne de Bretagne recuerdo que por las calles había algunos Sex-Shop y hostales de 'dudosa' estampa , digo esto porqué por la noche no sé como irá por allí la cosa si vais en pareja de 'turistas', está la estación de tren también justo allí-.
















Hay más cosas que se pueden ver en Nantes pero creo que no son de tanta imortancia como las que os he nombrado -al menos esas otras cosas a excepción de la Iglesia de Notre-Damme de Bon Port- no las vimos por lo que no puedo hablar con fiabilidad de ellas.



Tras pasar dos noches en Nantes, por la mañana temprano nos dirigimos a Rennes, nuestra siguiente 'parada'. Antes nos desviamos hasta Josselin, no queríamos dejar de ver esa construcción tan célebre, y valió la pena, MAJESTUOSO y todavía habitado por los descendientes de la familia Rohan, lo visitamos con una guía que nos explicó su larga historia de aventuras y desventuras -del castillo-.















Llegamos a Rennes por la tarde, nos hospedamos en el Hotel Le Sevigné, no dispone de Parking pero está en una calle muy amplia y con también amplias posibilidades de aparcamiento. Hotel muy familiar, sobretodo en el desayuno buffet que nos sirvieron, la habitación que nos dieron muy amplia y confortable. Está situado como he dicho en una calle muy amplia -da a la estación de tren a pocos pasos pero sin aglomeraciones de gente-, en esa misma calle están varios locales de restauración y justo en unos diez minutos andando ya estás desde el hotel en el centro de Rennes.








Rennes, un gran incendio en 1720 devastó una gran parte de la ciudad destruyendo 845 casas de madera. No obstante resurgiendo de sus cenizas el aspecto medieval del centro histórico volvió a dotar de una belleza singular a esta ciudad, atigua capital del Ducado de Bretaña.











Visitas imprescindibles en Rennes -siempre digo lo de imprescindibles a sabiendas de lo que he visto, supongo que hay más cosas que ver pero que aún viéndolas no las encuentro de tanto interés como las que nombro como 'imprescindibles'...juer con la explicación jajaja !!! .... Estas son las de Rennes : Centro de la ciudad con sus edificaciones de Pain de Blois que se salvaron del gran incendio que azotó la ciudad, Jardin de Thabor, Palacio de Saint Georges, Barrio de la Catedral, Place de la Mairie.




















Al día siguiente y después de un suculento desayuno buffet nos ponemos en marcha con el coche, nuestras citas del día: Vitré y Fougeres.







Vitré, en el medioevo, uno de los principales centros productivos de lino. El centro histórico con sus casas de armazón de madera y puertas en arco merece una visita obligada, como también merece una vista imprescindible su Castillo, visitable en su interior y con el monumento a los heroes de la ciudad en la Primera Guerra Mundial.







Fougeres, su escenográfico castillo medieval -visitable- es si duda el gran atractivo de esta localidad. Su posición fronteriza entre el reino de Francia y el ducado de Bretaña, dio a esta localidad un importante papel militar y estratégico.
























Ya entrada la tarde regresamos a Rennes para acabar de recorrer sus calles y comprar alguna cosilla de recuerdo, cenamos las tres noches que estuvimos en Rennes en el mismo restaurante, a unos cincuenta metros del hotel, nos atendieron muy bien la primera noche y la cena estaba exquisita así que repetimos también los demás días.



Un nuevo día, ya muy pronto y después de desayunar nos dirigimos hacia Saint-Maló, nuestra última étapa de esas vacaciones del 2007.








¿Qué decir de Saint-Maló?... sus 'remparts', al igual que muchos de sus edificios quedaron destruídos a lo largo de dos semanas de intensos bombardeos en agosto de 1944. La reconstrucción domenzada en 1948 y terminada en 1953 logró devolver al lugar su antiguo aspecto. Un atardecer paseando a lo largo de sus murallas, viendo ponerse el sol entre faros e islotes en la lejanía es … BRUTAL !!!.

Imprescindible en Saint-Maló: recorrer sus murallas 'remparts', la Catedral de Saint-Vicent con sus vidrieras y el efecto óptico que proyectan sobre sus paredes interiores cuando luce el sol.







Estuvimos hospedados 'intra-muros', en el Hotel de l'Univers, algo antiguas las habitaciones pero para dormir estaba muy bien, tranquilo y en pleno centro neurálgico de la villa intra-muros, la parte inferior del hotel con sus salones te transporta a otra época más 'rococó', el desayuno buffet era muy abundante y la amabilidad de los camareros muy loable. Una nota curiosa, el ascensor era extremadamente pequeño, sólo cabía una persona y su 'trolley' de viaje, la maleta si era ya de mayor tamaño tenía que subir sóla, era una experiencia divertida cuando venían turistas y te quedabas viendo su cara de sorpresa al ver ese ascensor.

Llegamos por la mañana y ya pronto nos dedicamos a recorrer la ville durante el resto del día. Fue el día que comimos nuestra ración de Ostras y Moules avec frites. En Saint-Maló recuerdo que abundaban bastantes puestos de sandwiches de muchas variedades así que siempre es bueno saber que si el hambre o el bolsillo aprietan puedes recabar en estos puestos, los bocadillos son grandes y con abundante 'interior'.
















No dejeis si podeis por el tiempo ir a visitar la Isla du Grand-Bé que está justo enfrente de Intra-Muros, se puede ir a pie cuando la marea esta baja, desde allí la vista de Saint-Maló y de los alrededores impresiona, además en el recorrido puede que 'pesques' alguna que otra ostra … Ostras !!! y como no mejillones, los hay a patadas... y no te olvides de regresar cuando empiece ya a subir la marea … parece que camines por encima del agua, tremendo !!!.También es muy aconsejable recorrer los alrededores y si el eimpo acompaña entrar a visitar el Fort National, fortaleza erigida sobre uno de los islotes que existen alrededor de Saint-Maló, al cual sólo puedes acceder también cuando la marea está baja.







Se me olvidaba , hay un curioso bar en una una esquina de la ville con abundante decoración de muñecas, monigotes, souvenirs de fuera del lugar y utensilios infantiles varios, es raro pero siempre está lleno de curiosos y lugareños que van allí a tomar unas copas y charlar o divertirse mirando ese decorado. El dueño no se deja fotografiar, mal hecho jejeje. ... el bar se llama Le Cafe du coin de la rue de la ville du port ... casi nà !!!







Al día siguiente, nuestras próximas citas: Dinan, Dinard, Cap Frehel.








Dinan, el centro histórico ofrece rincones de exquisita belleza, la ciudad vieja, la torre del reloj, la Place des Merciers, la Place des Corderliers, la Basílica de Saint-Saveur, la Rue de Jerzual, el Castillo … IMPRESCINDIBLES !!!















Dinard, fue una de las más exclusivas estaciones balnearias en la Belle Epoque, hay alguna casita de estilo marinero y merece la pena recorrer la Promenade du Claire de Lune con vistas al rio y a las villas encaramadas en las rocas.







Cap Frehel … sólo una palabra … IMPRESIONANTE !!!. Tuvimos la suerte de contar con un día despejado disfrutando de un inconmensurable panorama del que de allí se disfruta. Con una altura de más de 100 metros, el faro construído entre 1946-1950 domina toda la costa, en el recorrido del lugar los enormes acantilados te llevan hasta divisar dos islotes llamados Petite y Grande Fauconnière, habitat ideal de las colonias de aves marinas y de las cuales puedes disfrutar con su visión desde lo alto de esos imponentes acantilados. A lo lejos puedes disfrutar de la visión del Fort la Latte que aunque no visitamos por las crónicas de otros viajeros merece la pena disfrutar de una corta pero intensa visita.








Otro atardecer en Sain-Maló … bufff … inmenso, después de esta experiencia que mejor que disfrutar de una agradable cena en alguno de los numerosísimos restaurantes que bajo las murallas se encuentran, uno justito al lado del otro, casi todos con los mismos precios y con las Ostras y los Mejillones como platos estrella sin dejar atrás eso sí, sus otras especialidades: Las Crepes, las Galletes y las Salades, de todas las variedades inimaginables. Eso sí, por experiencia propia, no se ocurra pedir una BOTELLA de vino, te crujen !!!







A la mañana siguiente nos esperaba el SUMUM del SUMUM : el MONT SAINT-MICHEL.







Aunque no está propiamente en la Bretaña sino que en un extremo de la Normandía, que caray , no hay que dejar de visitarlo, sería pecado el no hacerlo !!!



Como describen una gran multitud de crónicas: ES UN CASTILLO ENCANTADO sobre bancos de arena. La 'Maravilla de Occidente' se yergue sobre un promontorio de granito en la inmensidad de una bahía con una de las mareas más imponentes e importantes del mundo.




Importante: IR PRONTO, las colas para entrar se pueden hacer interminables sino es así.







Las escaleras para entrar en la Abadía … bufff … mejor no hablo jejeje.



Cuidado con las arenas que envuelven ese lugar, pueden muy peligrosas para quién no lleva un guía del lugar … son movedizas vamos y hay que saber donde se pisa.




















Tras medio día recorriendo esta maravilla regresamos a Saint-Maló para seguir disfrutando de la ville intra-muros y su último atardecer. Recuerdo Saint-Maló con nostalgia, y siempre que hablamos de la Bretaña no podemos dejar de nombrarlo. Algún día regresaremos allí.



Esa mañana del día siguiente muchos pensamientos nos rondaban mientras dejábamos atrás el lugar.



Decir independientemente que de vuelta a nuestro hogar hicimos escala nocturna en Burdeos, nos alojamos en el Hotel Kyriad Bordeaux Lac, las instalaciones están muy bien, con ammenities en las habitaciones y un restaurante con amplia carta … aunque a unos precios un tanto elevados. Está relativamente lejos del centro de la ciudad, aunque tiene una linea de autobús a dos minutos del hotel que te deja en la Explanada de los Quinconces, centro neurálgico de celebraciones populares y que dista unos minutos de lo que es el centro, centro de la ciudad. Vale la pena la verdad, sus calles y edicios muy bien conservados, tiene muy buenos rincones y además en ella puedes comprar gran variedad de productos alimenticios de fama internacional a buenos precios … champagne, vino, chocolate, patés, quesos, etc. … pero estas explicaciones ya irán en otro diario, de momento centrémonos en la Bretaña, que aún queda mucho por leer y por ver.







Este fue nuestro primer viaje a la Bretaña, en 2007, nos gustó tanto, por sus paisajes, por su historia, por sus gentes, que nos prometimos volver, quedaba mucho por ver y aunque muchas veces puedes decir que volverás aún a sabiendas que no lo vas a hacer, esto no entraba en nuestros planes, tarde o temprano íbamos a cumplir con nuestra promesa, ya así lo hemos hecho este mismo año y en las mismas fechas … OLE, OLE y OLE !!!








Septiembre de 2010, nuestro segundo viaje a la Bretaña francesa. Vannes-Quimper-Brest-Saint Brieuc como principales bases de operaciones.







Son las cinco de la mañana de un miércoles, iniciamos nuestro viaje en coche, directos hasta Vannes, 1100 kilómetros separan nuestras tierras mediterráneas del suelo armoricano. Nos esperan nueve días recorriendo la zona occidental de esa pequeña 'gran' porción del estado francés que es la Bretaña … esto me suena … pero con algunos cambios … ¿SI?







Así es, por fin, han pasado ya tres años, la misma ilusión por volver a ver esas tierras, por ver esos paisajes, por vivir in situ un poco de su historia, aunque esta vez se presupone será un viaje un poco más ajetreado, la zona es más amplia que en nuestro primer viaje y queremos ver un montón de cosas … y sí que las hemos visto creo yo … Vannes,Pont Aven,Quimperlé,Lorient,Port Louis,Quiberón,Carnac,Auray,Concarneau,Quimper,Pont l'Abbé, Audierne,Pointe du Raz, Douarnenez,Locronan,Bénodet,Crozón,Morgat,Camaret sur mer,Pointe de Penhir,Pointe des Espagnols,Plougastel Daoulas,Brest,Lannilis,L'Aber Wrach, St.Pol de Leon,Roscoff,Morlaix,Sizun,La Marthyre,Landerneau,Le Conquet,Pointe St.Mathieu,Pleneuf Val André,Saint Brieuc,St.Quay Pontieux,Paimpol,Treguier,Ploumanach,Perros Guirec,Lannion,Paimpol,Guerande entre otras maravillas.








Llegamos a Vannes por la tarde, alrededor de las 5, más cansados quizás que en nuestro primer viaje, se notan los años y los kilómetros a cuestas hasta llegar allí. Nos hospedamos en el Hotel Kyriad Vannes Centre, muy acogedor y con un personal muy agradable, desde la recepción nos indican toda clase de detalles a las cuestiones que les planteamos. Dispone de parking propia aunque con plazas limitadas (de pago), La habitación muy tranquila , incluyendo ammenities y otros detalles, el Hotel dispone de Restaurante, buena y cuidada carta. A unos 5 minutos andando desde el Hotel te encuentras ya en el centro de la ciudad.







Vannes fue respetada por los bombardeos de la segunda guerra mundial puesto que no era un lugar estratégico, se conservan casas de los siglos XV-XVII y rincones con un encanto especial.







Imprescindible para ver y visitar: La antigua muralla, la Porte de St.Vincent, Tour del Connétable, Promenade de la Garenne, en el centro histórico la Catedral de St.Pierre en donde está enterrado San Vicente Ferrer.




















Tras un paseo visitando la ciudad nos sentamos en una terraza a degustar como no, unas sabrosas cervezas, luego hasta el hotel y a cenar en el restaurante del mismo, al día siguiente empezábamos pronto la jornada y teniamos que estar descansados.







Amanece soleado, nos dirigimos directamente a Pont Aven, célebre ciudad de artistas y conocida también como la ciudad de los molineros, aún se conservan algunos viejos molinos a orillas del rio que discurre por la localidad. Imprescindible para ver el Hotel de Ville y la capilla Trémalo con su crucifijo de madera del siglo XVII. En esta localidad compramos unas pocas cajas de Gallettes pués nos dijeron que de allí son las mejores, ciertamente, de todas las que compramos en diferentes localidades estas de Pont Aven saben de ricas !!!.











Nuestra siguiente parada en la ruta de ese día fue Quimperlé, poquita cosa remarcable en lo que vimos a excepción del Mercado y de la Iglesia de la Santa Cruz.








Seguimos hasta Lorient, lo visitamos muy por encima, tiene un importante centro marítimo con cinco puertos incluído entre ellos un puerto militar con un arsenal y una base de submarinos que sólo lo pueden visitar los ciudadanos franceses.







Seguimos, ya llegando a la hora de comer hacemos escala en Port-Louis , importante ciudadela construida por españoles, el puerto pesquero y las vistas desde allí también son bastante agradables de ver.











Tras comer en Port-Louis no con dificultades, en el primer restaurante que fuimos no nos quisieron servir comida porqué ya eran las 13.45 y cerraban la cocina, en el siguiente que fuimos justo a unos 50 metros del anterior aún nos pudieron servir alguna cosa (moules y bistec, no tenían nada más ¿?








Cogemos otra vez carretera y nos dirigimos a Quiberón, tenía ganas ya de ver uno de esos magníficos faros que hay tan abundantemente por la Bretaña. Desde del puerto de la localidad -Port Maria- parten los barcos que conducen al archipielago del Ponant con las islas Belle-Ile, Houat y Hoëldic. Tiene también una playa de fina arena y centros de talasoterapía, vamos para pasar unas más que tranquilas vacaciones.



















La tarde aún tenía que dar más de sí y así fue, desde Quiberon y por la zona costera nos dirigimos hasta Saint Pierre Quiberon para empezar desde allí nuestro recorrido por las alineaciones megalíticas que allí abundan.








Carnac como no, no podía faltar a la cita, extrañas alineaciones de menhires, dólmenes, túmulos de piedra cuya construcción es anterior a las pirámides egipcias.







En la carretera de Trinité-sur-mer está el Túmulo de Saint Michel (se puede vistar por dentro).







En la zona de Carnac se encuentra la alineación del Ménec con 1099 menhires, la alineación de Kermario con 1029 menhires Y la de Kerlescan con 555 piedras y un cemicirculo con 39 menhires. Hay más túmulos, dolmenes y menhires pero estas que he nombrado son las concentraciones más importantes.
















La tarde llegaba a su fin, aún así nos dio tiempo de visitar Auray, puerto fluvial en el que se conservan aún algunas casitas de pescadores.







Llegamos a Vannes justo para recorrer un poco sus callejuelas y comprar algún que otro recuerdo de la ciudad, tomamos unas cervezas en la zona de Porte Saint-Louis y nos fuimos a cenar en una de las pizzerias que por allí se encuentran (Pizzeria La Villa Valencia concretamente), buen servicio y comida en su punto.







A dormir.








Siguiente etapa para recalar en otro de nuestros cuarteles generales – de Vannes a Quimper -







Salimos pronto de Vannes para dirigirnos a medio camino hasta Concarneau y poder visitarlo.











Imprescindible de no perderse la visita: La Ville-Close, ciudadela fortificada erigida en el siglo XIV, cuyo cinturón de muralla fue en parte reconstruido en tre 1541 y 1577 y modificado en el siglo XVII. Allí entre otras maravillas se encuentra el Museo de la pesca.




















Llegamos a Quimper a la hora de la comida, mucho nos temíamos que en algún sitio no podríamos comer por estar ya la cocina cerrada, así que nos metimos en un restaurante de comida rápida y nos prepararon unas sabrosas ensaladas, su especialidad así como la de los sandwiches de atún, etc.







En Quimper nos hospedamos en el Hotel Scale Oceania Quimper, al ser viernes nos acogimos a la oferta de fin de semana y el precio de la habitación incluyendo el desayuno nos salió muy bien de precio comparada con los otros hoteles en los que habíamos estado o estaríamos. La habitación muy moderna, cómoda y funcional. El hotel se encontraba a cinco minutos de la Catedral y disponía de un parking justo al lado por lo que dejamos el coche allí (5 euros al día).








Quimper, capital de Finisterre, conserva muchas casas de arquitectura típicamente bretona. Hay muchas cosas para ver en esta ciudad: La Catedral de St. Corentín, la rue Kéreon, la place Terre-au-duc, los muelles urbanos con puentes y pasadizos peatonales sobre el rio Odet, hay que tener en cuenta que esta ciudad está bellamente engalanada con flores en las orillas del rio; la Prefectura data de 1909 en estilo neogótico, el barrio de Locmaria con su Iglesia de Notre Dame de Locmaria y la fábrica HB-Henriot también son dignas de ver y visitar.



























Tras pasear un rato largo por la ciudad cenamos en un céntrico resturante en la Plaza de la Catedral, unas ensaladas rebosantes nos sirvieron para coger fuerzas para el día siguiente y su consabida excursión por diferentes lugares de la zona.








continuará ...



...podeis ir viendo mientras tanto el siguiente audiovisual que he compuesto con más de 300 fotos (entre ellas algunas de las que salen en este diario) sobre estos dos viajes que hemos realizado a la Bretaña, el enlace es este: Bretagne et ses merveilles



Bueno, supongo que ya habreis visto el audiovisual que os he preparado, sino es así, tranquilos, al final de este diario hay otro enlace al mismo, ahora continuemos con el viaje ...







Visitamos al día siguiente las siguientes localidades: Pont l'Abbé, debe su nombre a un antiguo puente construído por unos monjes sobre el estuario del rio.








Audierne, con una larga playa y un animado puerto pesquero.











Pointe du Raz, bufff, imprescindible no perdérsela, el panorama es grandioso, espectacular pero también terrible, desde las rocas que se precipitan sobre aguas siempre agitadas, la vista se pierde en el horizonte y más allá ...












... al fondo, pero muy al fondo, se puede ver el faro de la Vieille y la Isla de Sein. Hay una estatua presidiendo el lugar que nos recuerda lo peligroso que es este trozo de mar, numerosos naufragios han ocurrido aquí debido a estas fuertes corrientes que discurren por aquí. Para llegar aquí es preciso aparcar el coche en un parking al efecto (se paga a la salida) y caminar un buen trecho.











Douarnenez , uno de los principales puertos pesqueros de Francia y 'capital' bretona de las conservas. Aquí, en su puerto tuvimos el gusto de sentarnos a saborear unas exquisitas mariscadas y a un buen precio.











Locronan , auténtica Petite Cité de Caractere, un perfecto paisaje bretón, para recorrer sus calles con detenimiento sin perder detalle.




























Bénodet , aquí, en la desembocadura del rio Odet se encuentro el centro balneario más importante de Cornualles, especialmente apreciado por artistas de toda índole.








Regresamos a Quimper a pasar las últimas horas en esta ciudad. Al día siguiente nos espera un viaje hasta otro cuartel general : Brest, pasando antes a visitar algunas que otras localidades de sumo interés paisajístico, arquitectónico o cultural.







Salimos pronto de Quimper para dirigirnos primeramente a Crozón de camino a Brest.







Crozón, desayunamos allí y visitamos muy por encima la plaza de la Iglesia donde se estaba celebrando un mercadillo, pesca fresca en domingo !!! … igual que aquí. Allí empezó a llover, finamente pero al fin y al cabo eso podía llegar a transtornarnos un poco el plan de las visitas.












Desde Crozón nos dirigimos Morgat , pequeña localidad balneario con un animado puerto pesquero.











Nos encontramos en la Península de Crozón recorriendo entre otras las localidades de Camaret sur mer, localidad turísitca protegida por un dique natural. En esta Península también se encuentra la Pointe de Penhir, impresionantes vistas donde las halla, aunque como ya habíamos dicho esa lluvia de primera hora quizás delimitaría mucho nuestros movimientos, pero no fue así. Antes de llegar a punta de Penhir y por la misma carretera se encuenta un memorial en honor a las víctimas de la batalla del Atlántico , con bunkers, trincheras, armas y sobretodo, un sentimiento de recogimiento al pensar en lo que allí debió de acontecer.











Pués no fue la lluvia la que dio al traste con nuestros planes, fue una densa niebla que en cuestión de pocos minutos invadió la zona y que nos hizo desistir de hacer más fotos y dirigirnos a otro lugar, quizás tendríamos más suerte.
















Cerca de la Pointe de Penhir y entrando al pueblo de Vamaret-sur-mer hay pueden observarse algunas alineaciones ... , la niebla seguía avanzando ...







Nos dirigimos bordeando la Península de Crozón hacia la Pointe des Espagnols , desde aquí se intuyen y digo 'intuyen' porqué debido a la niebla que hasta allí se desplazó no pudimos ver con claridad el canal, el puerto y la ciudad de Brest que a sus pies se hallan, pero aún antes de llegar allí, habríamos de parar en otra de las localidades con un punto particular de mucho interés.












Se aproximaba ya la hora de la comida, otra vez mirando el reloj por sí nos pasábamos de hora y encontrásemos las cocinas cerradas en nuestra siguiente parada: Plougastel-Daoulas , localidad con uno de los mejores via-crucis de toda Bretaña, 180 figuras de kersantite son las que conforman los cuadros de este espectacular via-crucis, iniciado en 1588 tras una grave epidemia de peste y terminado en 1604. En esta localidad también se encuentra el Museo de la Fresa, principal cultivo de la zona. Pudimos comer en un restaurante justo en la parte posterior de la iglesia , comida y trato muy casero y a buen precio, la cocinera nos fijamos que justo eran las 2, colgó el delantal y se marchó a casa, era la dueña del local y tendría otros quehaceres supongo.











Llegamos a Brest sobre las 6 de la tarde, la principal avenida de la ciudad (rue de Siam) se encontraba en obras -tranvía- ya lo sabíamos de otros diarios leídos por los foros, pero no sabíamos que con tal magnitud puesto que allí, justo en la zona con más obras se encontraba nuestro Hotel Oceania Brest, con suerte pudimos aparcar en una calle lateral -polvo a punta pala pero bueno es lo que había y no se podía hacer nada al respecto-, el hotel no cuenta con parking así que te tienes que buscar la vida por las calles de alrededor. El hotel está céntrico, muy moderno empezando por la recepción con una espectacular pecera de peces tropicales que da también al restaurante -Nautilus , caro- y acabando en la habitación moderna, cómoda y funcional, a unos pasos del hotel y bajando por esta avenida en obras se llega al castillo de Brest , quizás el único sitio interesante de ver en esta ciudad. Este castillo es lo único que queda en pié de la antigua ciudad, por lo que no espereis mucho más entre sus calles y avenidas. La ciudad fue arrasada por los bombardeos de los aliados, actualmente del puerto y del arsenal militar que allí existe. El Castillo y las vistas que desde allí hay si que realmente valen la pena de visitar.
























Cenamos en uno de los numerosos restaurantes que existen en el tramo final de la Rue de Siam … pués otra ensaladita a rebosar junto con unos Mejillones como no !!!



Al día siguiente partimos de Brest para dirigirnos y visitar las siguientes localidades de la Costa de las leyendas en un día que amaneció lluvioso.















Lannilis , desde el final del puerto se puede observar una impresionante vista de los escollos e islotes que se encuentran en el Aber-Wrach , uno de los tres estuarios que conforman esa costa.








Por la carretera que bordea esa costa nos dirigimos hasta Roscoff , para visitar la ciudad y la Iglesia de Notre-Damme-de-Kroaz, imponente.











En la misma localidad se coge el barco que te lleva hasta la Isla de Batz entre los estrechos canales que la separan de tierra firme.







Continuamos el viaje y llegamos a la localidad de St.Pol de Leon, para admirar otro de los faros de la región , continúa lloviendo.








Desde St. Pol de Leon nos deplazamos un poco más al interior, se acerca la hora de comer, llegamos a Morlaix, continúa lloviendo.



El imponente viaducto de granito que atraviesa el estuario del rio Dossen nos da la bienvenida. Imprescindible de ver la ciudad vieja, la Iglesia de St.Melanie, la rue Ange de Guernisac, la gran Rue, la Plaza de Allende con la Maison de la Reina Anne y la Iglesia de St.Mathieu.















Una vez hemos comido en un acogedor y pequeño restaurante que se haya en una de las principales plazas de la localidad y tras visitar un poco más de la ciudad , ya ha parado de llover, continuamos nuestro viaje hasta la localidad de Sizun por la carretera de los 'ENCLOS PAROSSIAUX', vemos su arco de triunfo coronado por un pequeño calvario de piedra y la Iglesia, construída en el siglo XVII y con un campanario del siglo XVIII.








Desde allí nos dirigimos otra vez por la carretera de los 'Enclos Parossiaux' hacia La Martyre , las vidrieras de la iglesia realizadas en 1535 dan todavía más monumentalidad al complejo parroquial.











Todavía tenemos tiempo de visitar alguna que otra localidad, aquí destacamos Landerneau , con su famoso puente , el puente de Rohan construído en el siglo XII, es uno de los más celebres puentes edificados de Europa y uno de los pocos que aún están habitados.







También en esta localidad pudimos visitar la Iglesia de St.Thomas-de-Cantorbery, con un pórtico-campanario de 1607 y un pequeño osario que data de 1635. En esta iglesia una amabilísima vecina nos hizo de guía improvisada del lugar explicándonos con todo lujo de detalles lo que allí se encontraba.








Aún nos dio tiempo de llegar a Brest y visitar su castillo, vale la pena la verdad tal como he dicho anteriormente. Cenamos en otro de los numerosos restaurantes que hay frente al castillo en la Rue de Siam.







Se acerca ya nuestra última parada general en tierras bretonas, esta vez le toca el turno a Saint Brieuc.







Como ya viene siendo costumbre, nos levantamos pronto, muy pronto y desde Brest salimos en dirección a Saint Brieuc pasando primeramente -nos lo habíamos dejado el día anterior por falta de tiempo- por la localidad costera de Le Conquet, allí entramos en una Boulangerie para comprarnos alguna cosilla para el desyuno – cayeron unos croissants y unos pain au chocolat- mientras disfrutábamos de las vistas privilegiadas en la entrada de su puerto.
















Desde allí nos dirigimos a la localidad de St.Mathieu , en la que se halla la iglesia abacial, perteneciente a un monasterio benedictino del siglo VI con fachada del siglo XII … y otro faro característico de la zona.











Una vez visitado ese remanso de paz, nos dirigimos a Pleneuf Val André (un sitio que teníamos que ver y fotografiar ya que una conocida nuestra nació en esa localidad y quiso que le trajéramos un recuerdo de allí, mi obsequio, una fotografía tamaño poster para ella). Hay que decir que el lugar también merece la pena ser visitado, la extensa playa que lo rodea tiene unas dimensiones a lo ancho cuando la marea está baja ESPECTACULARES, recuerdo haber andado unos doscientos metros antes no empezaron los chapoteos con el agua. Allí empezó a llover a ratos así que ya siendo casi la hora de comer, decidimos sentarnos en un restaurante y degustar alguna de sus especialidades … Mejillones con patatas fritas.












Llegamos a Sant Brieuc lloviendo y sobre las 4 de la tarde, el Hotel disponía de parking propio y gratuito, tuvimos suerte puesto que la plaza justo al lado del hotel estaba libre y allí dejamos el coche. El Hotel de Clisson, muy recomendable, ambiente familiar y con un personal muy agradable, la habitación amplia y acogedora, muy familiar vamos -hay que decir que por las características era la más amplia de la planta y por lo que observamos debía ser la destinada a gente con movilidad reducida-. Un Hotel muy tranquilo, por la noche se queda sin recepción pero con código en la puerta para entrar. Es céntrico, en cinco minutos andando estás en el centro de la ciudad.







Llovía, pudimos visitar esa tarde la imponente Catedral de St.Etienne, digo imponente porqué por el estilo de la construcción se asemeja a una fortaleza. Era la hora de ir a tomar unas cervezas. Luego recorrimos un poco más de la localidad con amplio detenimiento en las casas con tejado de madera de los siglos XV y XVI que existen en la parte de la ciudad vieja al norte de la catedral, como la Rue Fardel, Quinquaine, entre palacios de piedra de los siglos XVII y XVIII.















Tras descansar merecidamente en nuestra habitación, a la mañana siguiente y muy temprano nos dirigimos hacia Saint-Quay-Portrieux , en la bahía de Saint Brieuc, es hoy un importante puerto pesquero. No hay que dejar de recorrer si el tiempo lo permite el antiguo sendero de los Aduaneros, un camino panorámico que ofrece importantes vistas de la bahía.








Desde Saint-Quay-Portrieux nuestra siguiente parada sería en Paimpol , antes de llegar a esta localidad , a unos dos kilómetros más o menos, nos detuvimos para contemplar con detenimiento la Abadía de Beauport, en la Edad Media era una de las etapas más importantes en la que los perregrinos y monjes recorrían el camino de Santiago desde Irlanda y Escocia. Es visitable.











Paimpol, muy remarcable en esta localidad es la Place du Martray, en la que aún se conservan hermosas residencias del siglo XVI. El puerto pesquero también merece una mención aparte, muy animado y lleno de terracitas donde degustar unos buenos caldos y dejar transcurrir las horas.











Nos dirigimos directamente al centro neurálgico de la costa del granito rosa, antes eso sí y también por su importancia, hacemos una parada en Treguier , es día de mercadillo así que está a rebosar de turistas y lugareños en busca de alguna oferta gastronómica o textil, y vaya si las hay !!!. Imprescindible visitar la Catedral de St. Tugdual, una de las obras maestras del gótico bretón, se erigió entre los siglos XIII y XV, en su interior y en la nave izquierda, se halla la tumba de St. Yves, una reproducción del monumento funerario que en el siglo XV se levantó en honor del santo.



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Queremos tomar algo en Perros-Guirec pero como nos sobra algo de tiempo, antes nos dirigimos de lleno al corazón de la Costa del granito rosa; allí, ante nosotros y tras un breve paseo después de dejar el coche en un parking habilitado al efecto se alza majestuoso el Faro de Ploumanach, conocido allende los mares por estar situado y junto a unos promontorios de roca rosa de extrañas formas.




















Este espectáculo visual bien vale la pena disfrutarlo con calma, abstrayéndonos de lo que nos rodea y dejándonos seducir por el momento.














Es hora de ir a comer, como no, tarde ya tras la visión de ese rincón de la costa de granito rosa como es Ploumanach, llegamos a Perros-Guirec y encontramos un puesto de Sandwiches, comemos en el coche para no perder mucho tiempo y tras ello nos dirigimos a visitar su iglesia del siglo XIV que , aparte de sus playas de fina arena es lo más remarcable de la localidad.







Nuestra próxima parada y antes de acabar la jornada se situa en Lannion , centro económico y administrativo de la Costa del granito rosa. En esta localidad se conservan hermosas casas de los siglos XV y XVI. Una escalinata de más de 140 escalones sube a la colina de los Templarios – se puede subir en coche, así lo hicimos, cansados que estábamos jejeje, donde se erige la Iglesia de Brélèvenez, erigida en el siglo XII pero rehecha en época gótica, en us exterior, aparte de la escalinata antes nombrada existe un pequeño cementerio.












Tras nuestra estancia en Lannion pasamos un momento por Paimpol para acabar de hacer unas compras -vinos de la región así como alguna que otra conserva y patés-, en la plaza de Martray existen algunas tiendas especializadas en ello.







No lo había dicho, en nuestra primera noche en Saint Brieuc descubrimos una Crepería / Restaurante exquisita, algo sobredecorada eso sí, pero el trato de los dueños Bruno y Martine sencillamente Espectacular, se nota que aman su negocio, lleno total y con una carta en la que puedes saborear todos los platos de la región, sin olvidar la cantidad de clases de Crépes de que disponen a cual mejor. Recomendable 110 %. Nos gustó tanto que a la siguiente noche repetimos lugar. Un saludo para ellos. ¿El nombre del establecimiento? Le Koadenn.







Nuestro segundo viaje por tierras bretonas llega a su fin, nos despedimos de Saint Brieuc sabiendo que, quizás, en un futuro volveremos, al igual que en los demás sitios de la Bretaña nos han dejado un dulce sabor de boca … y hablando de sabores, aún nos queda otra etapa como colofón en esa tierra, de camino a nuestro mediterráneo y ya en los confines de la Bretaña no podemos dejar de visitar Guerande , lugar en el que amplias salinas se funden en el paisaje como si de un mosaico se tratara. Aquí se encuentra este localidad fortificada con bastiones, torres y puertas en los puntos cardinales, creada en 1343 por Jean de Montfort (curioso pero mi mujer se apellida igual) tras un saqueo de los españoles. Impersindible recorrer la rue de Saillé, la porte St.Michel y entrar a visitar la colegiata gótica de St.Aubin.




















Ahora sí, dejamos atrás estas tierras, sabemos que nos hemos dejado cosas por ver, quizás intencionadamente para así tener la excusa perfecta para regresar, a encontrarnos con esos lugares privilegiados, con esas gentes, con esa historía que envuelve a esta tierra; quizás muy pronto, algún día, volveremos.
















Esperamos que este relato os sirva a futuros viajantes, hemos intentado mostraros en 'primera persona' lo que vivimos en nuestros dos viajes a la Bretaña, como ya se ha dicho, no hemos podido verlo todo a pesar de que las distancias son relativamente cortas, las etapas han sido como se han contado, por el camino han quedado lugares por ver, sitios que visitar, sí, la excusa perfecta para regresar.






Creo que no me olvido de nada, si hubiera algo ya lo iría poniendo en estas últimas líneas.



Podeis ver también un montaje audiovisual sobre este viaje con más de 300 fotos pulsando en este enlace: Bretagne et ses merveilles.



Au revoir.



Pili y Pep. Septiembre 2007-2010



Este diario se irá actualizando con imágenes en la medida de lo posible.

Ultima actualización de este diario: 2 de octubre de 2010